Cuando llegas a Perú y la tez de querubín te delata como
foráneo, primero que todo te dan la bienvenida. Esto es algo generalizado ya
que presiento que se sienten orgullosos de su país, se sienten complacidos tal
vez por haber recorrido un tercio del planeta para aterrizar en un país
hermoso, lleno de maravillas. Cuando te han dado la bienvenida te preguntan de
dónde eres, no pueden evitarlo es la curiosidad de alguien que probablemente no
haya viajado tan lejos. Entonces respondes que vienes de “España”, esa voz que
evoca sensaciones y sentimientos en mi cabeza, esa palabra que suena áspera y
dura al ser pronunciada tal vez por el costumbrismo cainita del vapuleo patrio
y del nacionalismo rancio, tanto periférico como troncal. A veces decirlo puede
hacerte sentir que hay que pedir perdón por ser español, consecuencia de
lustros de vilipendio público y consentido al país, sumado el ridículo
estadístico de nuestra situación actual. Bueno perdón por la digresión pero es que ¡me solivianto! como decía Paco Rabal.
Me encontraba
describiendo los tres pasos de la cordial bienvenida peruana. La primera y la
segunda ya están claras, sitúan al peruano en un contexto que es irrelevante
para la consecuente tercera parte. Una vez le hayas respondido a la primera
cuestión, tanto da que seas español, canadiense o de Nepal. Irremediablemente te preguntarán lo que sigue: ¿Les gusta la comida peruana? Sí, así
es, nos gusta. Lógicamente diríamos que sí aunque nos encontrásemos en Filipinas y tuviésemos que probar huevos de pato fecundados o brochetas de
saltamontes. Pero no es el caso. El caso es que sí que nos gusta, nos gusta
mucho porque es una gastronomía la peruana rica y variada. Una serie de platos
típicos y tradicionales con sabor, con historia y sofisticación.
En Lima, que por lo que he podido comprobar hay unos cuantos "abuelos cebolleta", siempre cuentan orgullosos el origen de su tan rica comida. Y uno de esos puntos que gustan remarcar es el de la fusión. La historia de los platos del Perú es la de su propia gente, la formación milenaria que ha dado una miscelánea no tan perceptible y evidente como pudiéramos imaginar en otros sitios cosmopolitas de Europa. Aquí la mezcla no es tal. No de esa índole. Aquí es fusión, los ingredientes -metafóricamente hablando- no se distinguen aunque sí se saborean. Tal amalgama proviene tanto en el aspecto cultural como gastronómico de pueblos tan diversos como el Inca, el andino, el español, el italiano, el alemán o el “chino”. Y digo chino porque aquí llaman chino a cualquier asiático, aunque en realidad por lo que he podido ver se trata de japonés en el ámbito migratorio y cantonés en el culinario. En definitiva, nos encontramos con un montón de influencias variopintas que le dan a la comida de este país un toque singular, siendo sus principales características tanto la variedad de las materias primas como la variedad de sus prolijas elaboraciones.
Decidí escribir sobre la gastronomía peruana después de ver un documental titulado Perú sabe: la cocina como arma social. Sus protagonistas: el mejor embajador de la comida española -Ferrán Adriá- y su homónimo peruano Gastón Acurio. El documental fue rodado en Perú y en él se muestran las iniciativas que han surgido respecto a las escuelas de cocina. Adriá viaja a mata caballo por Lima, selva, Andes, Iquitos etc. En él, el chef español considera a Perú un ejemplo para el resto de Latinoamérica y el mundo, una forma de expresar cultura. Según sus propias palabras el contenido es un canto al optimismo que da esperanzas en un mundo tan difícil como el actual. Y es que el mundo de la restauración es un elemento de cultura popular, una ventana al mundo, bueno para el turismo y a la vez un elemento de identidad y de cohesión, algo que en definitiva hace que los peruanos se sientan muy orgullosos.
Lo es
tanto que según un estudio la profesión de cocinero ha superado a la de
futbolista como la más popular entre los jóvenes del Perú. Cuando llegan a la
adolescencia los chavales de éste país les dicen a sus padres que su sueño es
ser cocinero, ya no aspiran a ser futbolistas famosos y millonarios, tal vez
porque la profesión de cocinero ha alcanzado cotas de admiración e importancia
social sin precedentes. Papá, mamá, quiero asistir a una escuela de cocina y llegar
a ser un gran chef, ese es mi sueño. Esta popularidad tiene visos de ser muy
rentable a largo plazo ya que los futbolistas que ganan una gran fortuna se
cuentan con los dedos de las manos y sus ingresos millonarios suelen ir
directos a un paraíso fiscal, por tanto su impronta en la sociedad es escasa. Por
el contrario, un país con una interesante gastronomía de fondo, con un ejército
de chefs bien formados es un reclamo a nivel mundial. Es bueno para el turismo,
es bueno para la economía e incluso lo es para los estómagos y paladares de los
propios nacionales. Y si no, sólo hay que ver la importancia mundial que ha
tomado la Feria Gastronómica Internacional de Lima, popularmente conocida como
Mistura (del latín mixtura, mezcla o incorporación de varias
cosas) y que desde 2008 viene deleitando y asombrando al mundo, invitando países
y chefs internacionales, siendo España país invitado en 2012. Un espejo al mundo, identidad de un
país.
Yendo a lo concreto, la comida en
Perú se basa en su variedad de ingredientes y materias primas, y ésto se
traduce en una excelencia y sofisticación en sus elaboraciones. Cada cultura ha
aportado a este acervo gastronómico consiguiendo esa citada sofisticación, es
su seña de identidad. Son innumerables las frutas que se pueden encontrar en un
mercado, colores, texturas, sabores y formas raras, diferentes y exóticas. Las
verduras siguen la misma línea, hay de diferentes tamaños, formas, variedades
así como clases desconocidas con las que no sabríamos ni por donde empezar.
Ayer vi una coliflor naranja (una variedad natural con 25 veces mayor cantidad
de beta-carotenos que la coliflor blanca) pero es sólo un ejemplo
insignificante.
Respecto a pescados tampoco andan mal, no importa que estés en la
montaña o en la selva porque ¿adivináis qué? Tienen cientos de ríos enormes. De
hecho en el Amazonas no solo hay peces hay hasta delfines, sí, una especie
rosada y ciega que vive en el río Amazonas. Bueno pero pobrecito, no vamos a
tomar ceviche de delfín con lo simpáticos que son. Lo que no varía tanto es la
carne. A pesar de que comen cerdo y res, lo más común y más abundante es el
pollo. Son los reyes del pollo. Cabe mencionar a modo anecdótico la carne de Cuy (conejillo de Indias) la carne de zamaño (roedor muy grande, con una carne y una piel aún más dura, no la recomiendo especialmente) o carne de venado salvaje.
Otro elemento indisoluble de la dieta en Perú es el arroz. Nosotros comemos pan, ellos arroz. Al arroz podríamos añadir otros asiduos como el camote (batata) la yuca, la papa blanca o amarilla y el plátano frito. Éste último también merece mención aparte, se pueden encontrar plátanos de todas formas, sabores y texturas. Recuerdo en la ciudad de La Merced -en medio de la selva central- cuando compramos unos plátanos para cenar algo. La forma era algo distinta pero no le dimos mayor importancia, sin embargo en el hotel cuando los pelamos para comerlos vimos estupefactos que eran más bien anaranjados, de un dulzor desconocido y una textura extraña. Serían quizá una variedad para freír o para alimentar primates, lo desconocemos. También son ingredientes asiduos el ají (un pimiento naranja o amarillo, pequeño y picante) o el choclo (maíz blanco, dulce y grande).
Otro elemento indisoluble de la dieta en Perú es el arroz. Nosotros comemos pan, ellos arroz. Al arroz podríamos añadir otros asiduos como el camote (batata) la yuca, la papa blanca o amarilla y el plátano frito. Éste último también merece mención aparte, se pueden encontrar plátanos de todas formas, sabores y texturas. Recuerdo en la ciudad de La Merced -en medio de la selva central- cuando compramos unos plátanos para cenar algo. La forma era algo distinta pero no le dimos mayor importancia, sin embargo en el hotel cuando los pelamos para comerlos vimos estupefactos que eran más bien anaranjados, de un dulzor desconocido y una textura extraña. Serían quizá una variedad para freír o para alimentar primates, lo desconocemos. También son ingredientes asiduos el ají (un pimiento naranja o amarillo, pequeño y picante) o el choclo (maíz blanco, dulce y grande).
Chicha morada |
elaborada a partir de Yerba Luisa |
Sí, reconozco y admiro la variedad, la calidad y la grandeza de muchos de sus platos. Sin embargo llega un punto que me cansa el tema. Son demasiado jactanciosos. Siempre te hablan de su comida como si en nuestro país no supiésemos comer. A veces mientras me hablan de las bondades de su gastronomía pienso para mí mismo “¿qué piensas que somos irlandeses y que nuestro plato nacional es chocolatina frita?” Realmente entiendo que fuera de nuestro país el hecho de encontrar una cocina que se caracterice por el conocimiento de ingredientes y la variedad de su uso es signo de una sabrosa cultura culinaria. Pero no hay que olvidar que como en España, difícilmente se come en ningún sitio. En nuestro país la variedad es un tótem, un credo. Con tiempo y voluntad podemos comer cada día un plato diferente, y cuando digo diferente me refiero no sólo a la elaboración si no a ingredientes (prácticamente, que no totalmente).
Chifa, un plato totalmente chinorri |
Mención aparte merece la curiosa,
importante y omnipresente comida de fusión chino-peruana. Se la denomina Chifa,
término que viene de la locución cantonesa chi
y faan, que significa literalmente “comer arroz”. Es una supuesta mezcla pero yo sólo veo en ella la fusión de lo chino
con lo cantonés, sinceramente. Fuimos a un Chifa de éstos, uno recomendado por
la guía Lonely Planet. Era un buffet
inmenso y las mesas estaban copadas por chinos (en realidad no, eran japoneses peruanizados
pero aquí no distinguen) No pude evitar acordarme de mi madre, que tiene
verdadero asco por la comida china. Era eso, comida china. No hay fusión que
valga. Eso sí, la limonada estaba tremenda. Como pequeño apunte contar que aquí
los limones son redondos, verdes, pequeñajos y muy ácidos, pero dan unas
limonadas estupendas. Parecen limas pequeñas pero no lo son.
Pachamanca |
Y qué más decir, todo el que venga tiene que probar las papas a la Huancaína, la Pachamanca (muy rica), el lomo saltado, los chicharrones, los anticuchos y la chifa en general. En mi opinión lo mejor es el pollo a la leña y el lechón, que lo hacen de muerte. Sin olvidar el Ceviche, que es lo más sorprendente, sofisticado y quizá original que haya comido aquí en Perú.
Y de postre no os olvidéis,
Suspiro de Limeña, probablemente uno de los mejores postres que haya probado en
mi vida.
Si vienes al Perú pruébalo, te
cautivará
¡A tu salud Perú!
Nota del autor: en un ensayo de ambiciones enciclopédicas
como es la gastronomía de Perú es más que probable que haya dejado en el
tintero informaciones relevantes y de interés. De ser así perdón, sobre todo si
eres peruano. Me encanta la comida de Perú, realmente
Muy bien Sueco!! De acuerdo con tus descripciones y críticas... Sólo una cosita... El lomo saltado, como bien dices se parece bastante a la ternera con pimientos y cebolla de un chino, pero en cuanto a la calidad de ingredientes y elaboración...No hay color!! Besos de tu mayor seguidora.
ResponderEliminarSi, estoy de acuerdo, aquí en Perú la carne es de vaca y no de perro. A parte de eso el plato es igual.
EliminarSaludos y gracias por tu aportación
;)